Hablar de la Ruta del Vino de La Manchuela es hacer referencia a una experiencia que muchos tienen que vivir. Inolvidables parajes, vinos de influencia, recetas manchegas con toques mediterráneos, de carácter, como sus gentes, de gran valor humano, convierten todo ello en argumentos ideales para sumergirse en esta experiencia de vida.

La Manchuela es una singular comarca definida por dos grandes valles fluviales, que la delimitan físicamente y definen su idiosincrasia. En ocasiones, los accidentes geográficos no resultan visibles en los mapas, por tan sutiles, y sin embargo, como ocurre en La Manchuela, le confieren a ésta una tremenda personalidad.

El Cañón del río Júcar a su paso por la provincia de Albacete resulta absolutamente espectacular. Desconocido, sin embargo, para el gran público. Y su afluente el Cabriel, que discurre por el norte, dibuja un amplísimo valle fluvial declarado por la Unesco RESERVA DE LA BIOSFERA recientemente. Definitivamente, ambos ríos distinguen La Manchuela de las tierras de La Mancha, por el poniente, y de Valencia, por levante. 

Cuenca y Albacete arropan sus rojizas tierras, quizá un tono bermellón, o carmesí, o escarlata, o carmín, quién sabe lo que encontrarás y dónde, pero lo cierto es que La Manchuela ha sido designada por la naturaleza con el propósito de ofrecer cultivos de gran calidad con sabores únicos.

Por sus tierras, indudablemente, pero también por su viento de levante predominante al caer la noche, nuestros mayores explican así el por qué hoy ostenta Denominaciones de Origen en varios productos, entre ellos los vinos. Y así, la Ruta del Vino de La Manchuela se erige con la intención de mostrar al mundo las bondades de estas nobles tierras en aras de compartirlas.

Desde hace décadas ha dejado su impronta en el mundo de la enología española y es ahora cuando está adquiriendo una gran relevancia. La nueva propuesta es dar vida y desarrollo a La Ruta del Vino de la Manchuela teniendo como entorno esencial las riquezas de las regiones de Cuenca y Albacete, en Castilla La Mancha.

Esta ruta se erige como una de las más prometedoras propuestas para turistas, pero también para especialistas en el mundo de los vinos.

La riqueza de los paisajes de la Ruta del Vino de La Manchuela la convierte en un referente, casi obligado para quienes quieren adentrarse en el mundo de la enología. Esta región de unos 5.658,55 km² mezcla, con un sello especial, la llanura característica de La Mancha y la Serranía de Cuenca. El colorido natural de la Manchuela corresponde a la vegetación y, en especial, a los típicos cultivos de almendros, cereales, vid, entre otros. Además cuenta con unos amaneceres y atardeceres únicos por sus colores y formaciones que se dibujan entre la llanura y las lomas con una luz tan intensa como especial.

Recorrer espacios de Castilla-La Mancha, pero con un sello especialmente mediterráneo, es posible gracias a La Ruta del Vino de la Manchuela. Esta mezcla cultural y geográfica hace que sus riquezas culturales y tradiciones se vean más nutridas, gracias a las miles de personas que llegaron principalmente a partir del siglo XVI de Navarra, Aragón y Cataluña a repoblar estas tierras dedicadas, inicialmente a la agricultura.  

En medio de una cautivadora naturaleza colmada por llanuras e imponentes lomas nació La Ruta del Vino La Manchuela con la premisa de ofrecer a cientos de turistas, propios y foráneos, las bondades de esta tierra, que tanto puede ofrecer en materia de arte, tradición, cultura, y sobre todo, vinos. Si estás dispuesto a conocer historias, contemplar la hermosa naturaleza de este singular rincón de España y disfrutar de los mejores vinos y platos, debes venir a La Manchuela.